“Vivir es cambiar, ver cosas nuevas, experimentar otras sensaciones”, dijo el sociólogo español Amando de Miguel. Y eso en Acción Geoda lo tenemos muy presente. Hoy, ese cambio, lo hacemos visible a través del lanzamiento de nuestro blog, enmarcado en una nueva web intuitiva, dinámica y bonita.
Y no vamos a estar solos. En esta primera etapa de nuestro particular rincón de pensar nos acompaña Manuel Bretón, presidente de Cáritas Española.
Tras una vida militar intensa y después de pasar por diferentes cargos técnicos en la política de Defensa, Manuel lleva casi cuatro años presidiendo Cáritas Española y el trabajo de sus más de 85.000 voluntarios.
Pregunta: ¿Cómo ha afrontado Cáritas esta crisis sanitaria?
Respuesta: Con el corazón y con la profesionalidad. Solemos decir que “Cáritas es un corazón que ve”. Y esto es algo que se ha puesto especialmente a prueba con esta pandemia. Me gustaría destacar, ante todo, la respuesta que han tenido, y siguen teniendo, los 85.000 voluntarios de Cáritas que se movilizaron desde el primer minuto para no dejar a nadie solo, multiplicar la fuerza del corazón y mantener a capa y espada el acompañamiento y la escucha a las personas más vulnerables.
Y junto a esta labor impagable, que ha tenido que luchar con imaginación contra las limitaciones físicas impuestas por el coronavirus, ha ido caminando en paralelo y de forma perfectamente engranada la maquinaria de los trabajadores y técnicos de las 70 Cáritas Diocesanas, que han tenido que reinventar sus métodos de trabajo para poder adaptar las respuestas de todos nuestros programas y servicios de ayuda a las circunstancias impuesta por la pandemia, además de atender el crecimiento de las demandas, que se han multiplicado. No podíamos dejar a nadie atrás.
P: ¿Cree que esta crisis nos ha vuelto “más humanos” y podremos empatizar más con los problemas de la gente?
R: Nuestra experiencia es que ha sido así. Somos testigo de la gran corriente de solidaridad que la pandemia ha desencadenado. Esta crisis ha despertado, en general, lo mejor del ser humano y ha dado muestras sobradas de verdadera fraternidad en el ámbito más cercano, en los barrios, en las parroquias, en cada calle y en cada edificio. Hemos tomado conciencia no solo de nuestra propia vulnerabilidad, sino también de la de nuestros vecinos, de sus necesidades, tanto en aspectos materiales como relacionales. Nos ha obligado a salir de nosotros mismos y a recurrir a las relaciones con los demás como una forma de contrarrestar el aislamiento, la distancia social y la pérdida de seres queridos. En ese sentido, no cabe duda de que el coronavirus nos ha humanizado como sociedad.
P: ¿Nos vamos a preocupar más por las personas más desfavorecidas ahora que hemos visto que somos tan vulnerables?
R: Necesitaremos un poco de perspectiva temporal para comprobar, una vez que la pandemia esté controlada y vayamos recuperando nuestros hábitos para saber en qué medida eso es así. Es probable que una vez que recuperemos cierta “normalidad”, la situación e las personas más vulnerables vuelva a la invisibilidad. Uno de los retos que tenemos por delante es, precisamente, evitar que eso suceda y que todos los aprendizajes que en términos de humanidad hemos ido acumulando durante estos meses permanezcan como bagaje colectivo, como seña de identidad de una comunidad abierta a la realidad de los otros y comprometida de verdad con la defensa de los derechos y la dignidad de quienes están en situación más precaria.
P: ¿Cuál es la prioridad que tiene ahora mismo en la cabeza?
R: Aparte de dar respuesta a las demandas sociales más urgentes que nos plantean las personas y las familias más golpeadas por esta crisis, desde el inicio de la pandemia Cáritas viene poniendo sobre la mesa en nuestro diálogo con todas las Administraciones la necesidad urgente de impulsar políticas sociales dirigidas a quienes están en situación más grave. No podemos ignorar que hay muchas personas que, si ya antes de la irrupción del coronavirus estaban en una situación de emergencia social, ahora están en unas condiciones extremas. Es el caso de las personas sin hogar, de quienes viven en asentamientos y están en condiciones auténticamente infrahumanas, los trabajadores de sectores de la economía irregular, los inmigrantes que se han quedado sin empleo y están abocados a una situación de irregularidad sobrevenida o los hogares sin ningún tipo ingresos, por citar los casos más sangrantes.
P: ¿Qué cree que el éxito para organizaciones como Cáritas?
R: Para nosotros el éxito sería dejar de existir porque los derechos básicos y las condiciones de vida de todos los ciudadanos están garantizados. Aparte de esta utopía, podemos decir que el éxito está en todos esos miles de pequeñas historias personales de superación y crecimiento que encarnan todos aquellos a los que hemos acompañado para recuperar su autonomía y superar de forma duradera sus condiciones de exclusión.
P: ¿Usted prima más una ayuda cuantitativa o cualitativa?
R: La calidad, sin duda alguna, debe primar siempre por encima de la cantidad. Una calidad que nosotros entendemos desde el valor añadido de la calidez que Cáritas aporta con el compromiso gratuito de sus voluntarios en forma de tiempo, escucha y cercanía. Eso quiere decir caminando junto a y estar al lado de quienes necesitan, en primer lugar, sentirse respetados como semejantes.
P: ¿Cuál cree que es el principal problema que hay que abordar desde nuestras organizaciones ahora mismo?
R: No cabe duda de que el tercer sector social afronta actualmente un reto importante de sostenimiento económico, al que se añade el de la movilización de la base social, sobre todo en las nuevas generaciones.
P: ¿Cómo se han amoldado a las restricciones?
R: Nos hemos tenido que reinventar y echar mano de las nuevas tecnologías. Como he explicado, una de las señas de identidad de nuestro modelo de intervención social es el acompañamiento personalizado a las personas que necesitan ayuda. Con el confinamiento este contacto personal ha tenido que realizarse a través de otros canales o con unas medidas de contención lo menos agresivas posibles, dentro de las normas de obligado cumplimiento, como es natural. Los canales online han sido otro de los recursos más utilizados, por ejemplo, para todas las actividades de formación laboral o asesoramiento que desarrollan nuestras Cáritas Diocesanas. Y puedo garantizar que nadie que haya necesitado el apoyo de Cáritas durante esta pandemia ha dejado de recibirlo a lo largo de estos meses.
P: ¿Qué le diría a esas personas que se excusan en que este dinero no van a ningún lado para no donar?
R: Nosotros no tenemos otra forma de demostrar cuál es el destino de nuestros fondos que nuestro compromiso permanente con la austeridad y transparencia. Son criterios irrenunciables en nuestra rendición pública de cuentas, desde el primero al último euro. Baste señalar que, de cada euro invertido en nuestros programas de lucha contra la pobreza, tan solo se destinan a gastos de gestión y administración 6,9 céntimos